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lunes, 24 de enero de 2011

ANDARAJE/ 4 de febrero/ 19,30 h

ANDARAJE Ritual

Música profana y religiosa / Polifonía de tradición oral







(Andaraje 40º Aniversario )

Sólo voces y percusiones (excepto en “Mayos Divinos/Profanos” y “Rogativas”, que se incorporan dos guitarras)



· Campanillas
(Mayor, Primera y Campanil)
· Almirez
· Mortero
· Pandero redondo/Timbal
· Crótalos
· Sonajero de madera
· Dos guitarras (en tres temas)



José Nieto
Jesús Barroso
Petri Blanco
María José Cejudo
Carmen Tizón



El repertorio está integrado por una selección de raros y escasos ejemplos de polifonía tradicional, verdaderas joyas musicales, ejemplos de ese trasiego entro lo culto y lo popular. El trabajo de campo, investigación y catalogación previos, dan paso a una puesta en escena divertida, en la que escucharemos coplas de auroras, romances, maitines, rogativas o coplas de boda, con las voces como protagonistas, acompañadas de percusiones tradicionales y de la esporádica intervención de dos guitarras.
Un concierto con el que ANDARAJE celebra sus 40 años en la música folk.

El grupo Andaraje nace en el año 1972 con la voluntad de estudiar y recrear nuestra cultura autóctona, dedicándose especialmente al campo de a música de tradición oral. Para ello, y desde el principio, se lanzaron a la tarea que supone el trabajo de campo, recorriendo miles de kilómetros por Andalucía empeñados en la recopilación de nuestro cancionero tradicional.
Desde esta situación de conocimiento profundo de nuestra música popular, Andaraje ofrece conciertos de diferentes naturalezas: ora de manera antológica, ora de manera monográfica. De cualquier forma, el tratamiento de los textos y el respeto a las líneas melódicas originales, procuran siempre guardar un equilibrio con la posterior elaboración musical, sobria y refinada a la vez. Las canciones de ritual, el Romancero, las religiosas populares, la tradición picaresca o la música judeo-española, forman parte de su amplia producción.
Más de 600 conciertos en todo el territorio nacional, una treintena de publicaciones en revistas especializadas; participaciones en Congresos, mesas redondas y conferencias sobre cultura popular y música tradicional, forman parte de su amplio curriculum. Andaraje es un referente imprescindible en la música popular de Andalucía, y uno de los pioneros de la investigación de la cultura oral en España.
Organizan y participan en la “Cita con la Música Folk”. Decano de los Festivales no competitivos de música popular tanto en España como en todo el sur de Europa. Se celebra, desde 1972 en Jódar (Jaén). Por él han pasado los más prestigiosos investigadores e intérpretes de toda España, así como grupos de informantes.

Discografía:

· “Al grano”. Sonifolk I-005.
· “Cancionero Anónimo y Popular”. Sonifolk I-012
· “De la Tradición Picaresca”. Sonifolk H-021.
· “Canciones de Ritual”. Sonifolk H-023.
· “Romances Tradicionales de la Provincia de Jaén”.Saga MSD-4052.
· “Andaraje. Anónimo y Popular”. Pasarela AMD-221 y CPD-1/540.
· “Coplas del campo”. Pioneer.
· “Andaraje. Cancionero anónimo y popular de Jaén”. Consejería de Cultura Junta de Andalucía- Diputación Provincial de Jaén. 2002. Caja con 4 CD’s recopilatorio de toda su carrera, con más de 100 temas grabados.
· “El laudista zurdo”. Obra Socio-Cultura de Caja Jaén. 2002.

Otras grabaciones:

· Grabación para el Archivo del Departamento de Lenguas Romances de la City University of New York
· Colaboración en la película “Vísperas” (film de Antonio Mercero sobre la novela de Manuel Andújar), interpretando las canciones populares de su banda sonora.
· Autores e intérpretes de la banda sonora del programa de Canal Sur Televisión “Andalucía paso a paso”.

Contactos: Jesús Barroso 667 68 68 39 jbarrosot@hotmail.com

www.andaraje.org


“Andaraje ritual”
José Nieto Serrano

Introducción:

Al estudiar determinadas manifestaciones de la cultura tradicional nos encontramos con el hecho de que estos fenómenos pueden abarcar el terreno de varias y muy diversas disciplinas. Precisamente es esto lo que sucede en numerosas ocasiones con coplas y romances tradicionales, en los que se mezclan diversas concepciones, estilos y perspectivas, dando lugar a originales productos que, eso sí, son de frecuente aparición en nuestros pueblos.La imbricación entre la religión –la religiosidad popular– y el folklore es un hecho extraordinariamente frecuente; las oraciones, las plegarias y determinadas fórmulas petitorias que podemos considerar plenamente populares son, y han sido, utilizadas e injertadas no sólo en la literatura religiosa, sino también aplicadas a manifestaciones completamente diferentes.

Estos son algunos comentarios al repertorio que conforma este concierto:

Las Hermandades del Rosario de la Aurora y la de las Animas, han vivido en simbiosis en la mayoría de nuestros pueblos, y sus cantos rituales, bien piadosos o petitorios, se recogen entremezclados en la actualidad.Las Hermandades de la Aurora (con cientos de años a sus espaldas y revitalizadas por el beato fray Diego de Cádiz) y de Animas, han compartido en Jódar (Jaén) –al menos durante las 3 ó 4 últimas generaciones– sus ceremonias, que celebraban de manera fundamental durante el mes de diciembre.Fruto de donaciones, herencias, etc., estas Hermandades poseían cierta fortuna con la que sufragar los gastos a que tenían que hacer frente (procesionales, fiestas religiosas, mantenimiento del culto a las imágenes, entierro de los hermanos menos favorecidos y pobres de solemnidad), pero con la desamortización de Mendizábal perdieron la que era su única fuente de financiación y así tuvieron que recurrir a otros mecanismos con los que hacer frente a sus gastos. Así nacieron las Cuadrillas de Animas, las Campanas de Auroros, los Munidores y otras muchas acepciones con las que se denominan en diferentes lugares a las reuniones –siempre de hombres– que durante una época del año (generalmente en torno a las fechas de Navidad) salían a las calles durante la madrugada intercambiando su música o sus oraciones, de casa en casa, por donativos en dinero o especie. En el segundo caso, el trigo, productos de la matanza del cerdo y mil cosas más se vendían en pública subasta el día que finalizaban las salidas. Algunos ejemplos de estas músicas aparecen en el presente recital.Tras la llegada a la puerta de una casa y después de haber preguntado «¿Se canta o se reza?», por si había luto reciente, las munidas (pues así se denomina tanto a los cantores como a la música que ejecutaban) eran entonadas tanto por los cantores y músicos de la Hermandad como por el vecindario que se iba acumulando a ellos a lo largo de la noche.Concretamente en Jódar, a donde pertenecen algunos de los cantos de este concierto, el rito comenzaba el día 13 de diciembre, día de Santa Lucía, en que la Cofradía comenzaba a «munir» (convocar, de ahí el nombre) a sus hermanos durante la madrugada para después asistir al Rosario de la Aurora. El día 24, Nochebuena, se entonaba delante del altar de las Ánimas de la Parroquia de la Asunción el «Alabado», pieza en la que parafraseando cada una de las horas del reloj, se enumeraban las penas del alma en el Purgatorio para mejor mover a la piedad de los fieles y de sus bolsas.Durante los días de Navidad volvían a salir Las Munidas, que finalizaban sus salidas el tercer día de Pascua.Tras la subasta de las especies recogidas en sus salidas, se celebraba, hace más años aún, el llamado Baile de las Animas, hecho también a beneficio de la Hermandad y en el que de nuevo las pujas volvían a ser la mejor manera de financiación, siendo el objeto de estas subastas las cosas y situaciones más variopintas: se pujaba por ver en situación ridícula al personaje más adusto o influyente del pueblo, por bailar con una muchacha procurando siempre que estuviera novia con alguien celoso quien a su vez mejoraría la oferta y así liberarla de bailar con otro; en fin, todo este maremagnum solía caer en el Día de Inocentes, dentro de las fiestas del solsticio de invierno. Con el paso del tiempo, y tras la pérdida de todos estos ceremoniales, la música que los acompañaba ha permanecido, no obstante, en la memoria del pueblo que, eso sí, las ha incluido dentro del grupo de las canciones heterodoxas y las coplas de borrachos, toda vez que el dramatismo y la circunspección de «las horas del reloj» han sido sustituidas por letras como:

Aguilando te he «pedío» / no me lo has querido dar/
permita Dios te se seque / la tripa del cagadar.


La Primavera es la estación del año que ofrece el renacer de la naturaleza, cíclicamente, de manera que tras los rigores invernales, durante los cuales se mostraba aquiescente, se muestra pletórica de una exuberante fertilidad.Desde muy antiguo, los hombres de muy diferentes culturas han celebrado fiestas rituales por el inicio de la Primavera, que por celebrarse durante los primeros días de mayo o últimos de abril se han agrupado en el denominado «Ciclo de Mayo».Aunque no puede situarse con exactitud la antiguedad de estas celebraciones, todos los autores conocidos les otorgan unos orígenes milenarios: desde quien –los menos– se remontan al Paleolítico pasando por su origen algo posterior, Neolítico, que cuenta con más adeptos, continuando con aquellos que se remontan a viejas celebraciones palestinas –las Mayanas– que influirían en la cultura griega, que al adoptarlas las extenderían por toda su área de influencia. Existen también aquellos que limitan su origen a la época clásica, con antecedentes históricos como son los cultos dedicados a Ceres (19 de abril), Flora (28 de abril a 3 de mayo), Maya (1 de mayo), lo cierto es que se trata de ritos por medio de los que por mimetismo, se rendía culto a la fecundidad y a la naturaleza o más bien a ambas cosas.De hecho, las manifestaciones a que se dieron (o dan) lugar las podemos considerar desde dos puntos de vista bien diferentes:

a) Lúdico o festivo, que tiene como protagonistas a los jóvenes de ambos sexos, sus primeros escarceos amorosos, las rondas, etc.
b) Propiciación y protección de las cosechas, culto a la fertilidad, al agua que fecunda (lo que en realidad también comprende, en el sentido amplio, la acepción anterior).
Hasta hace unos años, el ritual de mayo daba lugar a manifestaciones bien originales que lógicamente no se pueden circunscribir a una sola comarca ni incluso a un solo país: el culto a la llegada de la primavera con pocas variantes se celebra (o se ha celebrado) en prácticamente todos los países del hemisferio norte.El «árbol de Mayo» que mozas y mozos plantaban en medio de una plaza y adornaban con flores, guirnaldas y frutas, y el «Mayo» o «Maya», personificación del anterior y generalmente un niño o niña que, engalanado con flores, solía ofrecerlas a los transeúntes, son dos de las principales figuras o elementos rituales de estos festejos.Si, como vemos, todo este ritual gira en torno al culto a la fertilidad de la Naturaleza, no menos importante en algunas zonas es el culto a la fuerza fecundadora, la que al derramarse penetra en la tierra y la hace germinar: el agua.
El culto a las aguas es una constante de nuestra cultura ancestral, siendo en unas culturas los grandes ríos (Amazonas, Nilo), en otras los lagos (Titicaca) y, principalmente en la nuestra, el protagonismo lo detentan las fuentes, de cuyo manantial brota un agua que en determinadas circunstancias adquiere propiedades mágicas, curativas o propiciatorias que, en origen, serian conferidas por ninfas, duendes o divinidades acuáticas y que tras el proceso de cristianización se suelen poner bajo la advocación de una determinada Virgen. Sólo por citar ejemplos podemos recordar la Virgen del Pilar, Virgen de la Fuensanta, Fátima, Lourdes.En la provincia de Jaén podemos recordar al menos dos ejemplos de este culto a las aguas durante el Ciclo de Mayo, uno ya señalado por el profesor Julio Caro Baroja al poner de manifiesto el hallazgo de gran cantidad de exvotos en las aguas de Despeñaperros por el investigador Alvarez de Osorio en 1935; el segundo de los ejemplos tiene como escenario la Sierra de Segura y es un caso típico de rito propiciatorio de la fertilidad femenina: en la noche de San Juan la mujer que quisiera asegurar su fecundidad debía de acudir a la media noche, y desnuda, a beber agua de una de las fuentes de la sierra y una vez hecho esto derramar el agua y dejar señales que avisaran a otra posible muchacha que acudiese con posteridad, ya que la magia del agua solamente era para una persona, una sola al año; quien se retrasara había de buscar un nuevo manantial o esperar al año próximo.Como manifestaciones posteriores, y las más frecuentes en la actualidad, de estos ritos y cultos, encontramos las rondas de muchachos que en la noche del último día de abril, en la madrugada del primer día de mayo, van cantando a las muchachas en edad de merecer, que si eran pretendidas (y correspondían) por alguno de ellos, veían engalanar su puerta o balcón con ramos de flores, aunque en ocasiones, las más remilgadas o las menos favorecidas encontraban a la mañana siguiente una boñiga o los restos de algún animal muerto.Durante estas rondas, la costumbre era cantar el «dibujo o retrato» de la novia, en el que, como alabanza, se iban comparando las diferentes partes de la anatomía de la muchacha con las correspondientes imágenes, solucionando con gran ingenio las lógicas situaciones escabrosas a que el juego daba lugar.Al igual que ha sucedido con tantos otros ritos, también los mayos han sufrido un proceso de progresiva adaptación, de metamorfosis que ha hecho que aunque cambien las manifestaciones exteriores, en lo más recóndito aún permanezca su primitivo sentido. Con la cristianización de estos cultos, aparecen tal y como los conocemos en la actualidad: mayo es el «mes de las flores» dedicado a la Virgen María (Madre de Dios), son frecuentes las romerías a santuarios en el campo (el Rocío, la Virgen de la Cabeza entre las más conocidas) casi siempre en la proximidad de manantiales, se celebra la Exaltación de la Cruz de Mayo), bendición de los campos, etc.Esta «vuelta a lo divino» afecta sin apenas modificaciones incluso al «retrato o dibujo» al que antes hicimos mención y que una vez modificado, sustituye al personaje de la novia por la Virgen María, a quien van dirigidas todas las alabanzas.Estos mayos religiosos se encuentran en la práctica totalidad de nuestros pueblos con muy abundantes formas musicales, de los que podríamos destacar, además de los que escucharán en el concierto, (mayos profanos y mayos a lo divino) aquellos otros que se cantan a ritmo de jota y con acompañamiento de banda de música en Navas de San Juan y Santisteban del Puerto.
En Villanueva de la Reina, durante los días de la Semana Santa, pervive la tradición, presente en otras muchas comunidades de nuestra geografía, de relatar la pasión mediante cantos, efectuados a dos voces, ilustrando determinados pasajes que, dependiendo del lugar en que se efectúen, reciben el nombre de pregones o coplas de pasión, que dentro de nuestra provincia encuentran su réplica en el cercano pueblo de Baños de la Encina, así como en Marchena (Sevilla) o La Malahá (Granada), entre otros.Veamos cómo se desarrollan los hechos: dos grupos de hombres representan otros tantos papeles, por un lado los «armaos», que vendrían a ser las fuerzas del Sanedrín, y, por otro, los «romanos», fuerzas del Imperio. Los primeros se encuentran bajo el mando de un capitán, que se distingue del resto por lo vistoso de su yelmo, el plumero de éste e ir armado con espada mientras que el resto lo está con alabardas.Los «armaos» y su capitán son personajes cuyos intérpretes heredan en su mayoría la indumentaria y el cargo de sus familiares de mayor edad, no ocurriendo así con el grupo de romanos, que llegó a estar disuelto, recomponiéndose hace algunos años a base de jóvenes del pueblo. Son precisamente los «armaos» quienes efectúan las coplas y pregones de pasión, teniendo asimismo como cometido acompañar conjuntamente con los romanos las procesiones que se llevan a cabo en esos días, excepción hecha de la del Santo Entierro, que velan toda la noche del Viernes Santo los primeros sin tener acceso a la Iglesia los romanos. Al amanecer del sábado, llenan los penachos de sus yelmos con flores que recogen de macetas y arriates mientras cantan las coplas del Resucitado.Los pregones propiamente dichos, en número de siete, se cantan durante la celebración de los oficios litúrgicos de Semana Santa en los que se lleva a cabo una lectura comentada de la Pasión según las Sagradas Escrituras, lectura que se ve interrumpida por los cantos en los pasajes correspondientes.En el primer sermón de Semana Santa, que se efectuaba en la tarde del Jueves Santo, se cantaban los dos primeros pregones, el de la Oración en el Huerto (el que escucharemos) y a continuación el pregón de Azotes, en el que se narra la sentencia primera a que fue condenado Jesús por Pilatos. En la madrugada del Jueves al Viernes Santo tenía lugar el segundo sermón, que comenzaba aproximadamente a las tres de la mañana para finalizar momentos antes de las seis, ya que a esta hora comenzaba la procesión del Nazareno. En este segundo sermón se volvían a cantar los dos pregones del jueves (ya mencionados) y tres diferentes (cinco en total): El pregón de la Sentencia de Muerte, el de la Confortación y el de Justicia.Ya el Viernes Santo por la tarde, en el tercer y último sermón, se entonan los dos pregones en que la protagonista es la Virgen: el pregón de la Soledad y el de Lágrimas.Entremedias de los sermones, durante la celebración de las procesiones, y también a cargo de los «armaos», se entonaban las coplas de pasión, con formas musicales diferentes, aunque con puntos comunes, a los primeros. Los temas que se tratan en éstas serian, entre otros: el prendimiento en el huerto, la traición de Judas, negaciones de Pedro, la flagelación, el Cirineo, a la Virgen de la Amargura en «El Paso», a la Verónica, etc.

Hemos incluido en este repertorio un bellísimo ejemplo de romance acumulativo., el de “las doce palabras retorneadas”. Es esta canción, perteneciente tal como la conocemos en la actualidad, al ciclo navideño, una de las que hunden sus raíces en tiempos remotos, así como también aparece plena de simbología. Señala Luis Díaz («Revista de Folklore»,0, 1980, páginas 2 a 7) varios posibles orígenes para este canto hoy extendido por toda nuestra geografía: el «Himno latino de Clinio» (Dic mihi: Quid est unus? / Unus est Deus qui regnat in coelis), un canto hebreo de Pascua o bien, lo que señala como más probable, siguiendo a Oskar Fleisher (O. Fleisher, «Sammelbande der Internationalischen Musiti», vol. I, página 38, Ein Kapitel Vergleinchender Muzikwissenchaft), como una canción druídica incluida en nuestra tradición tras la cristianización de los bretones en el siglo VI.No obstante, y a favor de las dos primeras hipótesis, está el hecho de la existencia de versiones documentadas (existen numerosas versiones en los tomos X, XI, XII, XIII, XIV y XV del Archivo per lo studio delle tradizione populari de Pitre Marino) de origen persa y que llegaron a Europa a través de otras versiones griegas, romanas, árabes y judías.

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