SOLTXU Y MIRIAM
Soledad Rodríguez y Miriam Guerra comenzaron a tocar la
pandereta en la escuela de folclore de Torrelavega y pronto se dieron
cuenta de la gran necesidad de recoger, transmitir y conservar todo ese
acervo que rodea a las mujeres de Cantabria y sus panderetas. Llevan a
cabo un trabajo de campo acercándose hasta los pueblos para hablar con la
gente mayor y con pandereteras que tocaban de mozas en las romerías,
aprendiendo de ellas coplas, toques y melodías.
En el año 2001 forman el dúo de pandereteras de Torrelavega y
escogen un repertorio con el que dan a conocer los toques más singulares
de Cantabria y zonas limítrofes y en el que reflejan esta riqueza propia
de la región.
Han
participado en diversos festivales e impartido cursos en Cantabria, País Vasco,
Castilla y Galicia. Han colaborado con diversos artistas cántabros
y participado en CD´s como “Las Noches del Romancero en Castañeda”,
“25 años de autonomía, 25 años de música” y “Raíces 1992-2002”.
Como componentes del grupo de música tradicional cántabra Saltabardales,
han llevado el sonido de sus panderetas por todo Cantabria, a la mayor
parte de las comunidades españolas, Portugal y Francia.
LA PANDERETA EN CANTABRIA
La pandereta es uno de los instrumentos más representativos y de
mayor riqueza dentro del folclore tradicional de Cantabria. La belleza de
sus melodías y la variedad de ritmos y maneras de tañerla, hacen que la
pandereta sea una seña de identidad de la cultura de cada uno de nuestros
pueblos. El arte de tocar la pandereta, acompañada por la voz, alcanza en
Cantabria su máxima expresión en cuanto a extensión y nivel de ejecución.
Era el único instrumento que amenizaba los bailes dominicales y parte de
las romerías, puesto que no se cobraba por tocar, ya que casi todas las
jóvenes sabían tañerla y se iban turnando para cantar y bailar al son de
una pareja. Era además un instrumento barato y sencillo de fabricar, un aro
de madera, una piel de cualquier animal doméstico, unas piezas de hojalata
llamadas cascabijas o sonajas y unas manos mínimamente habilidosas
bastaban para su construcción.
No solo fue utilizada para el baile, sino también para cantar al
Santo y para recibir a personajes relevantes de la época como los
indianos, el nuevo cura y otras
autoridades, en los que el toque era mas sencillo para que
participaran todas las mozas del pueblo. En una época en la que las
familias se sustentaban en la agricultura y la ganadería, el único momento
de ocio era la tarde del domingo en la que se aprovechaba para entablar
relaciones sociales. Los solteros eran los únicos a los que se les
permitía tomar parte en el baile y entre juegos, robos de pareja y coplas
alusivas a los bailadores, tomaban contacto con el sexo opuesto. Con la
llegada de las orquestas e instrumentos más modernos, la pandereta se
adaptó a los nuevos tiempos y algunas de las antiguas melodías a lo pesao
y a lo ligero fueron transformadas en valses y pasodobles para poder bailar
a lo agarrao escandalizando con ellos a prensa y a las autoridades eclesiásticas.
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