jueves, 29 de diciembre de 2011
AYALGA/ 20 de abril
Los cambios se sobrevienen
y arrastran consigo; cuando irrumpe lo nuevo, inevitablemente algo acaba de
convertirse en viejo y ése elemento, ahora obsoleto, pierde su lugar en el
mundo de lo nuestro quedando relegado a la memoria. A aquellos que no tuvimos
la oportunidad de vivir estrechamente con la tradición, nos sorprende
encontrarnos con melodías desconocidas que nos paralizan, cantos que nos
emocionan e instrumentos longevos que nos atrapan. Quizá una parte de nosotros,
reclama desde nuestro interior un sitio en ése mundo de lo antiguo, ése mundo
que conecta con la tierra y la cultura más arraigada que duerme en nuestro
subconsciente. A través de Ayalga buscamos llenar esa necesidad propia a
la vez que acercar al inquieto un fragmento de la tradición en clave de música.
La música de raíz nos maravilla hasta tal punto que nos resulta imposible
ceñirnos a un repertorio de una región concreta, de manera que estamos siempre
abiertos a interpretar piezas de diferentes zonas, estilos e incluso épocas;
aportando nuestras emociones particulares pero intentando mantener esa esencia
inconfundible, casi mágica, que poseen las tradiciones que sobreviven al paso
del tiempo. No podemos dejar de agradecer a aquellos que nos acercaron a todo
este bagaje cultural, pues ellos son el verdadero impulso y aliento de esta
ilusión. Un Caserón sirvió de cobijo a un grupo de amigos que disfrutan
día a día cultivando el sueño de ser partícipes de ese frágil tesoro que es la
tradición.
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